Dos noches después de un viaje en tren...

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Una noche de verano
De algún septiembre
De algún año…
Me pediste que compartiera contigo
Algún tipo de momento mágico.

No te rechacé
pero tampoco te engañaré,
tenía ganas de intentarlo.

La compañía inadecuada,
El miedo a tomar un camino equivocado,
Las palabras innecesarias
Junto al pavor a la obsesión
y el olvido
Fueron las malas compañeras
Que me confinaron al exilio.

Lo que tú no sabes
Y jamás me atreveré a contarte es

que una noche de verano
de algún septiembre,
de algún año,

me levanté de mi cama desnudo,
vestí de mi armario mi mejor traje y,
al final,
sentado bajo la fría piedra catalana
y
tras el soporte de una negra persiana,
lloré haberte abandonado.

En aquella noche de verano
Oigo ya pasar el primer tren.
Y mientras escucho una canción,
te escribo lo que, ahora,
como le ocurre a todo escritor,
no sabría decir si es del todo...
adecuado.