sábado, febrero 21, 2009

Una lección de vida

El nuevo semestre no deja de traer consigo sorpresas. La que más me ha abrumado ha sido la repentina libertad que nos están dando para escribir. No digo que tuviéramos que callarnos nada antes, pero existían ciertos criterios muy estrictos basados en la pura objetividad.

Ahora, en mi asignatura de géneros tengo mucha más libertad que en Redacción Periodística. Es evidente que por cada género encontramos una manera diferente de escribir. Y, puestos, millones de estilos y estructuras diferentes dependiendo de quien escriba. Sin embargo, me ha llamado la atención la afirmación que hacía mi profesor de dicha asignatura:

La objetividad no existe.

Por si no fuera poco, una alumna corroboró su enunciado llegando más allá:

El dar por supuesto que la objetividad existe es manipulación.

Al escuchar todo esto, todo lo que había aprendido el anterior semestre sobre cómo escribir para un diario se fue por la borda. Me quedé totalmente en blanco. Y enfadado, pues ¿Cómo se le ocurría a este hombre destruir la objetividad? ¿Qué le queda, pues, a la prensa, para que siga siendo mínimamente efectiva en su cometido?

Mi escándalo y enfado fue totalmente transformado cuando el profesor dio sus argumentos: Cada uno tiene una trayectoria vital y una serie de experiencias e ideología que lo conforman como persona. Por lo tanto, defiende, desde el momento en que se aceptan estas características como parte natural del ser humano, sería totalmente hipócrita decir que los periodistas somos objetivos, porque somos personas.

Mirándolo así, es comprensible que los medios reorienten las noticias hacia sus ideologías. Porque no existen periódicos independientes, señores. Todos, o el 98% de ellos, están controlados por grandes compañías multimedia. Compañías que tienen su propia ideología, la cual transmiten de alguna forma a través de todos sus productos. Entre ellos, mucha prensa generalista y cadenas de televisión en abierto.

¿Qué le queda, pues, al periódico, para que pueda ser leído sin encontrarse historietas totalmente subjetivas en lugar de noticias? Pues, según mi profesor, la honestidad. Esto es, el rigor periodístico. Garantizar que, a pesar de que escribas con cierta subjetividad natural, todos los datos que presentas han sido debidamente contrastados y están lo suficientemente diversificados, consultando a varias fuentes para asegurar que estén representados el máximo número de argumentos posibles.

Luego, que el lector opine y decida.


Me parece justo :S

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