martes, marzo 03, 2009

Las cosas, por su nombre

Soy una persona que ha estado siempre en contra de los eufemismos. Que yo sepa, no existe ninguna norma eufemística por parte de la academia, y lo veo una cuestión normal, ya que su uso depende más de la moral de cada uno que de una norma en concreto.

En la mayoría de las ocasiones, estas palabras se refieren a grupos de la sociedad que no están del todo integrados o cuya existencia no se percibe todavía como “normal”. Es por ello que en la prensa se utilizará homosexual en vez de gay o lesbiana [aunque no siempre], prostituta en lugar de puta o personas con discapacidades mentales para denominar a esquizofrénicos, personas con síndrome DOWN y otros.

¿Está mal aplicada la utilización de estas palabras? En la mayoría de los casos su utilización es correcta y sigue la norma. En los ejemplos descritos, se salvaría de esta afirmación personas con discapacidades mentales, ya que bajo ese término se engloban muchas enfermedades que no serían eso, si no disfunciones mentales o incluso genéticas. Estaríamos ante un caso de palabra comodín, de alguna forma.
Entonces, ¿Por qué estoy en contra de la mayoría de ejemplos de lenguaje eufemístico en la prensa? Porque normalmente hacen un flaco favor a la causa o fenómeno social que están describiendo.

Considero que la prensa debería reflejar la cierta pluralidad de la sociedad a la que pertenece. Esto no siempre se cumple, y, cuando lo hace, se relegan al campo de “situación peliaguda” determinadas características sociales que, si no son ya normales, es porque no se ha querido crear una normalidad a partir de ellas. Preguntémosles pues a los homosexuales si prefieren que les llamen por ese complicado término fabricado en base a términos de las lenguas clásicas, o, por el contrario, prefieren que les llamen gays, nombre más común entre ellos y que goza de especial afecto por su parte. Preguntémosles a las “damas de la noche”, también. Porque ellas mismas te dicen lo que son: putas. Y si ellas se llaman así será porque quieren que las llamemos así. Porque en la sociedad se las llama así y porque en la realidad, alejándonos del juego de lo “políticamente correcto”, se llaman así.

Mientras no llamemos a las cosas por su nombre, no serán normales.

2 comentarios:

Energeia dijo...

Creo que tienes razón y que va siendo hora de dejar de lado los eufemismos. Sin embargo en nuestra sociedad aún existen distintos temas tabú y esa clase de palabras ayuda a no involucrarse ni profundizar demasiado en ellos, por lo que pienso que es complicado que desaparezcan.
Aunque el término prostitutas creo que es más adecuado que putas. En realidad, son sinónimos. Una prostituta es una puta y no tiene más derivaciones, así que que no se da el caso de poder ser ambiguo en absoluto. Y además, la palabra puta aunque no sea con ese sentido, puede utilizarse para más cosas y es más vulgar. Como por ejemplo... "las pasé putas" o expresiones de ese estilo. En cambio, prostituta se utiliza únicamente para definir lo que es: una mujer que cobra dinero a cambio de sexo.
O al menos, así lo veo yo.

Energeia dijo...

Ru, te he dejado un premio en mi blog ;P